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Negligencias profesionales

Erola Gràcia malfeito, advocada
Erola Gràcia Malfeito

Si eres víctima de una negligencia profesional, o eres profesional y alguien te la reclama, te puedo ayudar. Consúltame. Para poder aceptar un caso de negligencia lo primero que hago es evaluarlo. Sólo si la evaluación es positiva lo acepto y, cuando lo hago, voy hasta el final, no importa si es abogado, notario, juez, médico o arquitecto. Para poder evaluar necesito una explicación, con los detalles, fechas, personas y datos. Ten en cuenta que no me interesan opiniones personales, quiero hechos, las opiniones son buenas, y útiles, pero lo importante son los hechos, neutros y lo más objetivos que sea posible. Sobre la base de esos datos emitiré una opinión legal. Cuando reciba los datos y los documentos te diré lo que te costará el informe.

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De abogados

Los abogados se equivocan, al fin y al cabo son personas —errare humanum est—. La verdad es que los errores no son muy frecuentes. Tal vez pienses que ningún abogado querría llevar un caso contra otro abogado: es cierto. Lo que me gustaría es que nunca hubiera errores, que siempre todo marchase bien.

Ten cuidado con no obsesionarte. A veces veo personas que le han dado tantas vueltas a su caso que se niegan a aceptar la realidad y culpan al abogado de haber perdido. El antídoto contra la obsesión es hablar claro.

El abogado, como todo profesional, responde de los daños y perjuicios que pueda causar a un cliente por su actuación profesional, siempre que se demuestre que no ha actuado con la diligencia y el cuidado necesarios. Debes saber que la actividad del abogado es de medios, no de resultado. Eso significa que al abogado —como al médico— le puedes pedir que lleve un caso, que haga una actividad correcta y razonable, pero no que te lo gane. Ni tú se lo puedes pedir ni él/ella te lo puede ofrecer. !desconfia siempre de un abogado que te diga que «el caso está ganado»¡

Algunos de los errores por los que he exigido responsabilidades a abogados han sido por ejemplo

Siempre intentaré un arreglo amistoso y nunca asumiré un caso al que no vea posibilidades pero, si es necesario, actuaré en defensa de tus intereses.

De arquitectos

Sabemos como enfrentarnos a reclamaciones exageradas basadas en peritajes de fantasía, evitando que nuestros clientes sean exprimidos. Siempre hemos llevado muchos juicios contra arquitectos, aparejadores, constructores y promotores. Por alguna causa misteriosa la calidad de la construcción suele ser deficiente. Probablemente se debe a que el promotor intenta pagar lo menos posible al constructor, y el constructor poner los materiales más baratos que puede, el resultado es que todo el proceso acaba más veces de lo necesario en un juicio sobre reclamación de defectos de construcción.

Cuando eso pasa, acaban pagando las consecuencias el arquitecto y el aparejador, aunque puede que, a veces, ellos también sean víctimas de la situación. Eso se debe a dos cosas, una legal y otra práctica.

Todos los arquitectos tienen un seguro, y por tanto en realidad quien acaba pagando es la aseguradora. Para evitarlo las aseguradoras presionaron para cear la Ley de la Edificación. Esta ley restringe —en beneficio de las aseguradoras— las garantias del consumidor ya que acorta mucho los plazos para poder reclamar y hace obligatorio contratar un seguro a los promotores de edificios de viviendas.

Tenemos muchos clientes promotores y constructores, de modo que conocemos el problema desde los dos puntos de vista. Hemos visto situaciones en que se reclaman a los promotores conceptos y cantidades exageradas en base a peritajes de fantasía. Sabemos como discutir esas reclamaciones y como enfrentarnos a ellas para que nuestros clientes no sean exprimidos.

De médicos

Cuando abordamos una reclamación por negligencia médica miramos el caso con microscopio. Hay que afinar mucho para tener éxito. Este es un tema espinoso y, a menudo, muy lamentable.

Hace unos años nadie reclamaba contra un médico, el médico estaba envuelto en una cierta aureola y todo el mundo aceptaba los hechos como una fatalidad de la vida. Pero todos hemos cambiado, tenemos más conocimientos, la ciencia médica ha avanzado mucho y ya no estamos dispuestos a aceptar cualquier cosa.

Eso ha provocado que, en los últimos años, se hayan disparado las reclamaciones contra médicos por negligencia profesional. No es que ahora los médicos lo hagan peor que antes, es que antes no se reclamaba y ahora si.

Naturalmente en este tema también se aplica la ley del péndulo que consiste en ir de un extremo a otro y pasar de no reclamar nada a reclamarlo todo, a nosotros nos gusta estar en el centro y no embarcar a nuestros clientes en reclamaciones sin futuro.

Por eso, lo primero que hacemos cuando nos enfrentamos a una negligencia médica, es pedir una opinión a nuestra especialista. Ella nos asesora sobre los aspectos médicos del caso. Si ve posibilidades, tras una reunión con el cliente, se elabora un informe preliminar que será la base de la reclamación.

De gestores

Los gestores no están exentos de cometer errores, ellos también se equivocan a veces. Nadie se equivoca a propósito, pero cuando el error aparece, surge la responsabilidad. Normalmente un gestor responsable tendrá una póliza de seguros que se hará cargo de las cinsecuencias de sus errores.

Algunos de los casos que hemos conocido de negligencia de gestores han tenido relación con: